Macrobiótica en Cuisine et Santé.

Llevábamos tiempo hablando de ello, y no encontrábamos el momento para hace este viaje realidad. Mi amiga y compañera Maribel vive en Madrid y yo en Valencia. Y Saint Gaudens, próximo a Toulouse, nos queda tan lejos….
Pero, cosa de las causalidades, se presento la ocasión. Yo tenía que ir a Madrid, a promocionar el proyecto de vacaciones alternativas saludables que me tendrá absorta todo el verano. Maribel también está en el equipo de NaturalMente este verano y nos pareció una oportunidad magnífica, estando ya las dos en Madrid, ir hasta Cuisine et Santé, lugar mítico para todos los que amamos, disfrutamos y promulgamos la macrobiótica y así perfilar y concretar cuestiones relativas a este evento, precisamente allí. ¿Donde mejor nos podía llegar la inspiración para difundir en los cursos de verano, sobre esta filosofía y estilo de vida, que bebiendo (y comiendo) de la mismísima fuente? Con la mejor conductora del mundo, Maribel, emprendimos el viaje.
Este Centro, Cuisine et Santé, Hotel, Escuela, Restaurante fue fundado en 1979 por René Lévy, alumno directo de Georges Oshawa, padre de la actual macrobiótica. Desde hace 37 años, ininterrumpidamente, acogen allí a gente venida de todas partes, de la misma forma cálida y amistosa como nos acogieron a nosotras.
En la entrada, grupos de personas charlaban animadamente por el jardín, y en el interior de la casa, lo hacían en torno a un té.
Desde el minuto 0 se respira una energía bonita, que flota en el ambiente, y que se genera allí, de una forma natural y espontanea.
Llegamos, justo, para preparar la cena, a las 17:30.
Todos en grupo, en torno a la mesa de la cocina, escuchando muy atentamente las instrucciones claras y sencillas de Judit; muchas de las personas, hombres y mujeres de todos los rangos de edad, nos implicamos en la preparación de nuestro alimento de esa noche. Habló del corte de las verduras, la preparación de los cereales y las legumbres, la cocción angélica, la elaboración del gomasio, y muchas otras cosas. Con todo ello, preparamos una comida sencilla, a más no poder, limpia y exenta de cualquier frivolidad. ¡ Y deliciosa ¡, siguiendo las pautas indicadas por Oshawa, observando en su elaboración, su principio fundamental. El principio unificador. Yin y Yang.
Tras la cena, pudimos disfrutar de un increíble paseo que discurre paralelo a un río, hasta llegar al lago del que tanto me habían hablado. Con calor, debe ser una delicia darse un baño en el, pero el tiempo esos días no nos acompaño. ¿O sí?
Y ya más detenidamente, al volver a la casa, descubrí el alma del lugar.
Una Secuoya monumental, que parece no tener fin hasta perderse ya en el cielo, y cuyo tronco, inmenso, inevitablemente invita a todos a abrazar. Nosotras no pudimos, ni quisimos tampoco resistirnos a su ofrecimiento.
Es algo verdaderamente especial lo que se siente en ese abrazo, bajo su copa, en su presencia. Tanto que, ya de vuelta, investigue sobre este árbol. Os comparto algo de lo que encontré….
Alguno de Los beneficios de visitar Secuoyas:
“Balanceo y vigorización de chakras y el campo áurico.
Rejuvenecimiento espiritual y físico
Mejora la habilidad para hacer prioridades y resolver asuntos.
Estimula la fuerza de la vida, despeja la depresión y renueva el gozo y la vitalidad del propósito….”
Y allí hay muchas, que han ido creciendo en torno a la principal, junto a la casa, a donde tantos seres acuden para recuperar su salud o mejorarla a través de la alimentación; y se encuentran con este premio añadido. ¿Pura casualidad?
Dos veces al día, a la mañana y tras la cena, Daniel, que está al frente ahora mismo, tras la muerte de René de este proyecto, ofrece charlas donde poder descubrir o profundizar en los principios teóricos de la macrobiótica, origen de las enseñanzas de Georges Ohsawa y de René Lévy.
No por ser cosas sabidas y mil veces oídas, dejaron de impactarme.
Reconecte con la macrobiótica que me abrió la puerta, hace ya muchos años, a otra realidad. Sencilla, asequible, entendible y desprovista de cualquier superficialidad o esnobismo. Profunda y Sanadora en su intención.
Si alguien piensa que aquí va a encontrar radicalismo le transcribo una frase de Daniel:
Gente como Carl, ya convertido en un duende de este lugar, que vino buscando solución a su problema de salud, la encontró y se quedó a ayudar a los demás. Gracias por tu cálida bienvenida y tu cariñosa despedida. Por ese pic-nic para la vuelta que nos preparaste, tan bien fundamentado, para que volviésemos bien nutridas hasta casa.
Ya en la puerta, saliendo, Daniel quiso asegurarse de que supiésemos que seriamos siempre bienvenidas. Nos ofreció, también, llevar algo para el viaje. Cuando le contamos que ya Carl se había ocupado de esto, el respondió :
“Genial, y si se os acaba, comer lo que encontréis. Seguro que estará bien.”
Toda una declaración de intenciones, a mi modo de ver.